Asistí por compromiso, por querer librarme de la imagen parca que he creado con tanta facilidad, también quise hacer algo nuevo salir de mi rutina, conectarme con sus alegrías o no sé; pero nuevamente me sentí incomodo, como fuera de lugar, ajeno a todo ese mundo de bailes y frivolidad. Estaba pensando en continuar así hasta que se hiciera más tarde pero algo curioso sucedió, una chica perdida se sentó a mi lado y me empezó a hablar, la había visto un par de veces y como que me llamó la atención. Era muy bonita, tímida, de pocas palabras y muy sentimental, pensaba que tal vez me había enamorado de su sola presencia, su sonrisa, su mirada y sus silencios. Ella me acompañó por un buen rato, me contó que no conocía a nadie y que había dudado en ir a la fiesta, fuimos por unas cervezas y me dio su teléfono, luego me dijo para bailar y acepté sin la menor objeción. Bailaba muy bien, parecía liberarse de todas sus culpas y demonios, se la veía feliz y me alegraba su movimiento.
Nos sentamos de nuevo y hablamos de varias cosas, me contó de su familia, de lo difícil que ha sido su vida, "tengo 26 años, hago teatro, danza y pintura", "me refugio en las artes porque la realidad duele", yo le dije que era valiente y creativa, dos cualidades que todos deberíamos tener.
Se hizo cada vez más tarde y entramos en temas muy íntimos, el contexto era tan ajeno que imaginé que necesitaba hacerlo de todas maneras, traté de ponerme en su lugar y escuché con mucha atención. Me perdí en sus palabras.
Después, mucho después, nos separamos un instante, yo recibí felicitaciones por ser tan "seductor" y ella encontró a un amigo más cercano que yo. Sentí que se estaba yendo y no hice nada para que ocurriese lo contrario. Antígona acepta su destino con total convicción, y ella es libre, no depende de la casualidad.
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