domingo, 11 de diciembre de 2011

Si me pegan un tiro, tú sollozas pero yo me desangro


"Mis primeros versos los escribí a los 12 años y eran plagios de José María Eguren. Poco después de descubrir a Eguren y a Vallejo (cuyos libros me fueron obsequiados por mi madre, quien tuvo que ayunar para comprarlos), poco después, digo, tuve que echar por la borda una magnífica carrera de plagiario, por culpa de mi abuelo. Fue la tarde en que descubrí su cabeza, blanca, sobre la almohada consagrada a sus siestas de verano. Me dio una pena horrenda verlo así, canoso, abandonado al sueño, indefenso, supongo que ante el tiempo, y me fui a esconder en la azotea conteniendo las lágrimas. Allí, avergonzado y solo, contemplando un paisaje de techos ruinosos, escribí a mi abuelo una larga carta pidiéndole que no envejezca, ¡y vaya a saberse por qué tuve que redactar esa carta en verso!

Creo que así comenzó todo.

Desde aquella tarde, vengo haciendo todo lo imposible para no ser poeta. Y, francamente, no sé qué más decir. Les ruego me disculpen".


César Calvo, Conferencia del 9 de julio de 1974, Instituto Italiano de Cultura de Lima.