miércoles, 28 de mayo de 2008

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Qué pasaría si los ojos no fuesen las llamadas “ventanas del alma”, si en realidad encerrarán el misterio de un lugar vacío, de una inconsistencia que tiene forma pero no contenido

Si acaso fuese como mirar la profundidad, lo realmente hondo de uno mismo y descubrir allí una nada

Si yo fuese el personaje de una fábula, en la que sólo tuviese un rol secundario, una breve aparición sin mayor consecuencia

Qué pasaría con toda mi seguridad, con todo mi empeño y supuesto dominio, qué pasaría?

martes, 20 de mayo de 2008

Silba


"¿Pero quién tendría la crueldad de interrogar al que se dobla bajo el peso de una valija, cuando su porte da claramente a entender que está llena de ladrillos?"

miércoles, 14 de mayo de 2008

Hace mucho que quería escribir pero no estaba muy seguro de qué, así es que preferí guardar silencio y dedicarme a cosas más relevantes, con esto me percato de que todo lo que he escrito en este blog siempre me ha parecido banal o superfluo, como una andanada de quejas y lamentos interminables que finalmente dan cuenta del callejón sin salida que yo mismo creo (y donde obtengo mi goce). Mi posición es tan típica de la época que resulta aburrida, la autosuficiencia y el discurso descreído o deconstructivo propio de la postmodernidad son mi pan de cada día, y la crítica termina siendo paradójica (como ahora). Sin embargo, el testimonio es muy personal y da cuenta de una evolución, en la que, claro, se trata de decir algo interesante, pero no necesariamente verdadero. Digamos que soy muy heurístico, que desmerezco lo objetivo porque es difícil de descubrir y prefiero verlo como imposible. Me pasa con lo que escribo y con todo lo demás, siempre hay una justificación para desmerecer y dar por entendido que "no valía la pena hacer el intento" y que por lo tanto no lo hago de a veritas. Ese temor a ceder y buscar una verdad es lo que hace falta, pero cómo hacerlo si tenemos a tamaño superyo (pendejísimo), obsceno, asociado a mi lado más primitivo y con todas las estrategias neuróticas más sofisticadas.
Pensé en el olvido, el silencio, la distracción; pero todo resulta una forma encaletada de represión y también de evitación (mira tú que este es el edén de los abúlicos!). Lo que tal vez se necesita es amor, apertura; pero no como síntomas o mecanismos de defensa sino como encuentro, como si te liberaras de algo que busca repetirse indefinidamente.

Final trampolinesco, sumamente rimbombante