domingo, 26 de octubre de 2008

Revólver

Pongo las barbas en remojo

"Si decides formar un club hazlo con gente parecida a ti... esos chicos desaliñados, que escriben con palabras extrañas y siempre se cuestionan todo.

Yo buscaré a mi edad (antediluviana, por cierto) al chico lindo y frívolo que camina en jeans ajustados y lentes negros.

Es la ley de la jungla y no me quitarás razón..."

lunes, 20 de octubre de 2008

Analicemos mi síntoma: El sueño

Si seguimos un enfoque médico biologicista podemos decir que tengo un trastorno del sueño llamado hipersomnia o síndrome de Kleine-Levin, es decir que tengo una somnolencia excesiva que hace que duerma durante casi todo el día. Por otro lado, habría que hacer un diagnóstico diferencial con respecto a otro trastorno con el que también me he visto asociado: la narcolepsia, la cual está caracterizada por episodios de sueño profundo o REM (sí, como la banda) intempestivos o imprevistos.
Tal como el personaje de la película de Gus Van Sant, el rubio que murió poco después de filmarla, aunque no por ese trastorno, que digamos era parte de la trama fílmica, sino por drogas o cosas absurdas con las que suelen morir los actores de cine.

El síntoma ha evolucionado, teniendo buenos y malos ratos. En los buenos, me ha dejado estar un poco más presente, en los malos me he vuelto un fantasma. Llevo 8 años luchando contra mi sueño, tomando café, red bull y poniéndome ganchos al estilo de la naranja mecánica. Parece que nada funciona, el impulso a dormir es inmenso, pesadísimo, como si cargara muchas cosas en los hombros o como si un vacío me jalara desde el estómago.
El neurólogo me recetó antidepresivos y ansiolíticos, poniéndome a dormir un día entero en una máquina. Hablando de eso, no recuerdo mis sueños, es decir, las construcciones psíquicas, tal vez hay alguna relación con el síntoma.

El día que trataba de dormir en la máquina, pensaba que lo que me pasa es por efecto hereditario, que mi madre siempre ha sido pesimista y nunca ha querido aceptarlo, que no cree en la vida y en el porvenir, y que sólo existe en tanto se deja llevar por una corriente más fuerte que ella. “Para que matarse si da lo mismo estar vivo”. Refiero a mi madre, su distímia culposa y su relación con mi síntoma.

En el análisis, hablo de los significantes que están asociados. Sale a relucir uno muy revelador: El AUSENTE, pero ¿Quién se ausenta?, ¿con qué propósito?, ¿desde cuándo? Finalmente se descubre mi compañía y se aligera la carga. Pero, gran Pero, regresa el síntoma, mucho más conciso y perenne, ¿será que me estoy defendiendo?

Nuevas conexiones sintomáticas surgen: Melancolía elevada al cuadrado, deseos, sí, deseos, de actuar la energía depositada en el impulso de dormir, de llevarla a fines sexuales. Finalmente, nostalgia, de lo que aún no sucede, de no haber dormido cómodamente en los brazos de alguien. De no poder devolver una nada a quién se digne a ofrecerla. A este paso me estoy cuestionado la dichosa compañía, la soledad que persigue a la vez que sostiene, y quiero ver la forma de hacerme responsable. De decir esto es meramente mío y la verdad sólo yo la sé.

domingo, 19 de octubre de 2008

- Dic. 24

Mi deseo de escribir está conectado con mi homosexualidad. Necesito la identidad como un arma, para igualar el arma que la sociedad tiene contra mí.
Eso no justifica mi homosexualidad.
Pero me daría —lo siento— una licencia.

Ser rara me hace sentir más vulnerable


sábado, 18 de octubre de 2008

Armar una red virtual es estar solo,

no existen cofradías

Es estar solo

frente a una pantalla