Que detestable son los domingos, el hastío se hace tan presente que el sopor me llega desde la mañana, felizmente siempre hay una buena película que me saca del mundo, y hoy fue así, Pasolini me quito toda la tarde, repasamos historias cargadas de sensualidad, buen humor, y una fijación por la belleza en bruto, ésa a la que Pasolini siempre recurre para mostrar a sus bellos adolescentes italianos, los que siempre sonrien infantilmente mientras cometen travesuras o perversidades. Cada película es una mezcla pueblerina de pureza: lo bello, lo feo, lo demoníaco, lo santo... todo muy mezclado, muy pervertido o corrompido en una rutina de ensueño.
Cuantas veces me he enamorado de un travieso malévolo solo con ver la ingenuidad en su mirada, imagino y Pasolini experimento lo mismo, pero lo supo llevar a imagenes de una manera muy dulce, lúdica o cómica, siempre jugando con los afectos.
"la verdad no está en su sueño, sino en muchos" (Las mil y una Noches)
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