sábado, 6 de octubre de 2007

Perfidia


Vida ajetreada la mía, hoy hacía la cola para comprar las entradas para Soda y me salen con la sorpresa de que Bjork viene, pues que chucha compremos la entrada más cara y seamos obscenos con nuestra propia carencia de recursos. De pronto, en plena transacción, surge una llamada, un buen parroquiano quiere joder conmigo unas horas después y me pide que lo hagamos en mi casa, acepto gustoso no sin antes aplazar el deseo para no "parecer fácil", pongo requisitos, "me hago de rogar", y por qué no? también cuestiono su imperiosa necesidad de hacerlo el mismo día. Luego me percato del tono de su voz, parece haber un vacío, como una demanda que va más allá de lo corporal, surge el enganche: compasión de mí mismo. Toda la ausencia de afecto, el mínimo detalle en su expresión se hace propio, y con esto no me refiero a una identificación ni a un déficit narcisista, es melancolía, tristeza de no saberse completo, un impedimento profundo para la "autonomía". Me preguntó si eso que ambos buscamos es algo ingenuo disfrazado de perverso, algo que falto en un momento crítico y que no es percibido como constante. Si es amor? o sólo gotas en el pantalón?
Fernando de Szyszlo, Innombrables VIII, Acrílico

2 comentarios:

Lestat_De_Lioncourt dijo...

He entrado en tu blogger de casualidad y me ha gustado este fragmento.

a veces no hace falta amor para tener necesidad de alguien...

tácito dijo...

"Intuición, sintonía no verbal, profundas experiencias de unión místicas, con otras personas o grupos, envuelven a una proyección del self con el otro. Las personas enamoradas son conocidas por "leer" la mente del otro de tal manera que ni ellos mismos pueden consiedar lógico"