domingo, 9 de septiembre de 2007

Rorschachista entusiasta y convencido


Este muchacho era de aspecto frágil, de mirada perdida y manos delicadas, tenía cierto aire de arrogancia y una sonrisa sarcástica. Su desapego contrastaba por momentos con un nerviosismo ingenuo, como de niño asustado. Cuando iniciamos la sesión me dijo que no creía en mis técnicas y procedimientos, que el abordaje de la psicología era apresurado y reduccionista.
“Cada momento es parte de un cambio del que no podemos tener más que impresiones, siendo prácticamente imposible hacer postulados universales que traten de describir eso que cambia”


Pretendía ser abrumador y eso sólo acrecentaba mi interés. Lo vi temeroso ante respuestas contundentes: “que el trabajo terapéutico ya no es tan vertical”,”que la fenomenología” “que los patrones simbólicos”, “que la personalidad como un orden de sucesión”
Pero entonces dijo algo que me permitió abstraerme totalmente, quedando claro el panorama de sus afectos y pudiendo yo conectarme con algo íntimo:

“Me gustan las personas que están de perfil. Cuando las veo, imagino una serie de atributos, que probablemente sean idealizados pero que me hacen sentir muy bien, como si por fin hubiese hallado aquello que tanto me hacia falta”.
Mi visión del mundo está teñida de subjetividad y eso hace posible un mundo tangible, tan hermoso como un sueño del que no quiero despertar. Dice la gente “goce con la cosa”, pero en realidad se trata de gozar de uno mismo a través de una cosa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que a veces es difícil desligar emociones, eso es algo que podría entorpecer un análisis concienzudo y objetivo. Sin embargo, te permite jugar con la imaginación y proyectarte a otros espacios donde lo idealizado puede ser el soporte de tu existencia. Ahora, ¿hasta qué punto debemos dejarnos llevar por esa situación utópica?. Soñar no cuesta nada, y puede ser un ejercicio delicioso. Es divertido especular, crearte expectativas, dejar acrecentar el entusiasmo. El punto es saber diferenciar ese ideal de nuestro mundo real.
The trick is to keep breathing