Diego me dijo que era de padres ingleses, nacido en Argentina, pero miraflorino de toda la vida. Tomaba el te a las 4 de la tarde y se quejaba de la gestión del alcalde de su distrito.
Cada cosa me parecía más irrelevante que la otra.
Él, 45 años
su madre dormida a las diez de la noche
nosotros dos en su cuarto, a escondidas: "¿Te gusta?... dime, ¿te gusta?"
Quiso volver de este encuentro una rutina, me llevaba en auto hasta mi casa, decía que era difícil encontrar a alguien como yo: un compañero sexual estable.
Su pedido era una súplica mal formulada, no se podía hablar mucho con él... era muy doméstico, muy simple, o al menos eso quería aparentar.
Me gustó una escena dentro de las 2 o 3 veces que lo visité. Su perra “wish”en la puerta de la cocina, moviéndome la cola y él presentándomela... el momento más cómodo que tuve en muchos años, como si fuéramos familia los tres.
Me llamó y ya no quise continuar, quiso convencerme pero fue extemporáneo.
1 comentario:
Ja, ja, ja, ja, ja, ja, lo de la perra me ha divertido, muchas parejas gays tienen algún can como mascota...
Muy sincero el relato, o eso transparenta...
Besotes desde el mediterráneo azul...
Xim
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