Yo hubiese sido una excelente ama de casa, una esposa ejemplar
abocada a los quehaceres cotidianos, sin quejas, ni reproches.
Aquella que ocupada (siempre ocupada)
vaciará el contenido de un objeto
para llenarlo otra vez (tres veces al día).
Así, solo entonces
hubiese recibido el premio a mi esfuerzo
mi trono de hierro (mi velo de sal).
Pero niño, no te dejes engañar (no es amor al arte)
todo mi esfuerzo es por un hombre
al que espero cada noche, con la comida caliente
y las camisas planchadas.
Ese hombre es un sol
una estrella, un norte, una constelación
Uno (en un millón)
(él) como siempre,
no sabe nada de mí
(pero yo)
yo lo elegí por otras razones
más mundanas
y secretas.
No hay confín para este amor
(mío)
es como dejar el agua correr por el lavadero
mientras suena la radio novela
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